CONFERENCIA EPISCOPAL PUGLIESE

"El Camino néocatéchuménal"

Una nota pastoral a los sacerdotes

Caros,

Las formas diferentes de agregación de los fieles, de más antiguas a más recientes, en su multiplicidad, son signos ".. de la riqueza y del eclecticismo de los recursos de los que el espíritu del Señor Jesús alimenta el tejido eclesial (Christifideles laicos, n,). 29,; son un gran don de Dios.". que todas las realidades eclesiales deben acoger con gratitud y deben valorizar de manera responsable ", Nota pastoral de Comm. episcopal para el laicado, Las agregaciones laicas en la iglesia, Intr.).

Reservándonos de reflejar en otras ocasiones, si es oportuno, además sobre otro de experiencias, nos parece particularmente urgente de ofrecer una orientación sobre el "camino néocatéchuménal", del que la presencia en nuestras diócesis es marcada por los frutos positivos de momento, pero también de una serie de problemas sobre los que somos solicitados; con la fuerza de nuestra responsabilidad pastoral, ofrecemos algunas indicaciones.

Las dirigimos ante todo a vosotros sacerdotes, y a través vosotros a todos los fieles, para el muy espiritual de la comunidad entera.

Nuestra atención al "camino néocatéchuménal" es estimulada también por el aliento muchas veces exprimidas por el Santo Padre, cf. particularmente Los Mensajes del 30.8.1990 y de 12 .4.1993) quien no dispenso a los obispos de su obligación de discernimiento, cf. AAS 1990, P., 1513, la exige de una manera especial, tratando siempre de una experiencia durante definición y todavía particular de un Estatuto aprobado.

La experiencia del "Camino néocatéchuménal"

La idea eje

El "Camino néocatéchuménal" quiere ofrecer una respuesta al problema de la presencia de numeroso bautizados quien no pueden declararse evangelizados realmente e iniciado a la fe y a la vida cristiana.

Su intuición de fondo es de proponerles un itinerario análogo al catecumenado verdadero: un itinerario quien para un tiempo deberá adaptarse a la situación especial de éste que es ya cristiano pero en otro tiempo quiere ser auténticamente "catéchuménal", nada no tomar para experiencia, proponer de nuevo el nuevo descubrimiento y la asimilación personal, etapa siguiente etapa, todos los elementos de la fe, de la liturgia y de la vida cristiana.

Frutos ya averiguados

Gracias a este itinerario muchas personas vuelven a descubrir al Señor con entusiasmo y viven una experiencia auténtica de conversión, que se revela también en gestos concretos muy significativos: desapego de los bienes terrenales, abertura más generosa a la vida de parte de los cónyuges, disponibilidad a partir para ponerse al servicio de la evangelización, copiona flaración de vocaciones sacerdotales y religiosas.

Dificultad

Las dificultades nacen de la situación misma de estas personas: bautizados, creyentes, para la más parte también praticante, pero quien no se reconocen evangelizados realmente y eligen de rehacerse de alguna manera catecúmenos, de ser re-evangelizados, replicando casi a cero. La llena participación a la vida ordinaria de la comunidad se transforma para ellos lo punza de llegada, en fin a alcanzar.

Eso comporta inevitablemente cierta separación, quien es acentuada de vez en cuando gravemente.Las líneas formatives del "Camino" y los subsidios utilizados, proceden por calles autónomas, sin referencia a los planos pastorales del CEI, Consejo Episcopal italiano, y de las Diócesis. Se tiene cierta dificultad a acordarse con las otras experiencias eclesiales y formas asociativas.

En el interior de la comunidad del "Camino" hay el riesgo de una uniformidad excesiva, empujado de vez en cuando hasta en los mínimos detalles, especialmente en la liturgia. La pedagogía de los signos es preciosa, cf. La renovación del catéchèse, n.175), pero no debe atribuirse a cada detalle la misma importancia e invariabilidad que solo pueden valer los signos más esenciales y consagrados por la tradición.

Debe hacer también frente a un riesgo análogo en los catéchèses quien, en el fundente sobre la "tradición oral", acaban por caer en una repetición estereotipada, descuidando las mediaciones indispensables para encarnar el evangelio en cada situación,; en la interpretación de los textos bíblicos, de vez en cuando seleccionados e interpretados de modo unívoco y apodíctico, caído en un ciertos fundamentalismo; en una exploración rígida de las diferentes etapas; en la proposición generalizada elección de vida especial.

Lo que crea una dificultad, en referencia al papel de los sacerdotes, es la gestión de las comunidades de parte de los catequistas laicos.

Evaluaciones y orientaciones

A quien proponer el "Camino"

En se, el "Camino" se dirige - como la exprimo el Papa en el Mensaje del 30.8.1990 - a "... aquéllos que ha abandonado casi la vida cristiana "; se revela"... particularmente apto para contribuir, en zonas descristianizadas, a la necesaria "reimplantación Eclesial".. " (Mensaje de 12.4.1993.

No debería ser propuesto pues a los fieles quien, mismo en la fragilidad humana y en la necesidad incesante de la conversión es empeñada ya en la fe y en la vida cristiana, o decididamente ya en alguna forma de asociación y de apostolado y de que la alianza haría necesariamente sencillamente un mejor catéchèse, un ahondamiento del Biblia, la experiencia de una hermandad cristiana en los pequeños grupos: en una palabra, la exigencia de una formación permanente.

El "Camino" en una pastoral ordinario renovada

La elección de ponerse en marcha, para las gentes quienes pueden necesitar itinerarios especiales de re-evangelización no debe implicar una falta de estima o de descuido para los otros o de desconfianza en la posibilidad de renovar también la pastoral ordinario según los grandes empujones del Concilio. La iglesia no evangeliza en efecto y no catequiza tanto por lo que hace dice o, pero por lo que vive, por lo que es, cf. La renovación del Catéchèse, n. 145. Si no renovamos la vida ordinaria de nuestras comunidades, aquéllos que se han alejado no serán intentados de acercarse, o los nuevos conversos mismos, también esmerada su formación pueda haber sido ella, no lograrían no más incluirse, serían decepcionados de nuevo y repujados.

El "Camino" tiene la intención de instalarse solo en el interior de la parroquia. Debería haber sido encauzado sólo en el contexto de comunidades parroquiales que se abren a una renovación global y quien se empeñan a ofrecer a todos los fieles un alimento serio permanente.

Es pues indispensable que antes de encauzar la experiencia, sea adquirido no sólo el consentimiento del obispo y del cuidado pero, después de una información adecuada y un análisis de la situación, también la opinión del consejo de pastoral parroquial. Para evitar de las nocivas diferencias entre parroquias vecinas, estaría bien también que se habla de ello se dentro de las vicarías y que el vicario sea escuchado también.

El sacerdote responsable debe generalmente a ser el cuidado o un sacerdote quienes hacen un favor pastoral en esta parroquia, y elegir de entenderse con el obispo.

La parroquia debe quedar la casa de todos, no debe ejercer su hegemonía sobre ninguna asociación, grupo o movimiento. Catequistas, animadores litúrgicos y otros ministerios, no deben ser elegidos sólo entre aquéllos que adhiere a un grupo particular.

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Que los afiliados al "Camino" sean alentados a no separarse de los otros fieles, a saber beneficiar con todo lo que ofrece la parroquia, y a darle su contribución activa. En particular, aunque toman cuidado ellos mismos, de modo loable, del catéchèse de sus niños, que no omiten enviarlas igualmente a los catéchèses parroquiales con todos los otros niños. En los calebración litúrgicos pueden servirse de los poderes especiales conseguidos por el S.Siège (Notificación del 19.12.1988); para el resto, son tenidos de seguir las reglas comúnes. Esto vale también para el Sacramento de la reconciliación: es hermoso celebrar con los hermanos la misericordia de Dios sobre su propia vida pero la acusación de los pecados en su especificidad debe quedar reservada al sacerdote.

Los afiliados al "Camino néocatéchuménal", como todo otra comunidad o movimiento deben valorizar El Catecismo de la iglesia católica, el Documento de base de la renovación del catéchèse y los diferentes volúmenes del Catecismo para la vida cristiana del CEI. Deben estudiar y deben seguir los programas de la iglesia que son en Italia y las líneas del pastoral diocesana.

La atención loable al temperamento "escatológico" de la vida cristiana y a su dimensión interior no impido de valorizar de ello también el temperamento "secular", teniendo en justa consideración, las realidades terrenales y el empeño de los cristianos en el interior de ellas.

Aquéllos que ha percibido a través el Camino una vocación especial, al sacerdocio, al diaconado permanente, a la vida consagrada, al ministerio de catequistas itinerantes o de misioneros al extranjero...) operarán no sólo un discernimiento en el interior del "Camino" pero en comunión, por el cuidado y el obispo, también con la realidad más vasta de la iglesia particular.

Los religiosos deben tener cuidado con no interpretar la experiencia del "Camino" de tal modo que comprometen su identidad y su carisma particular, que quedan la calle principal de su santificación, cf. Vida consagrada, n. 56.

Papel de los sacerdotes

Los catequistas laicos itinerantes y los responsables locales del Camino en el desarrollo de su papel, deberán hacer referencia a los ministros - obispos, presbiterios y diáconos. y reconocer en ellos la autoridad propia del orden Sagrado.

Los laicos responsables, centro de mesa con motivo de los "escrutinios" para los diferentes pasos debe abstenerse de entrar en el campo más íntimo de las conciencias, evitando todo lo que puede dar la idea de un procedimiento inquisitorial,; promoviendo el discernimiento sobre las actitudes, no sobre de las elecciones específicas; que se limitan a proponer sencillamente de los objetivos espirituales más importantes. Los sacerdotes también, en esta materia delicada, como en toda otra ocasión, conservan su responsabilidad pastoral sin dejarse reducir, a un papel puramente funcional de ministros del Eucaristía y de los Sacramentos.

El servicio a estas comunidades no debe debilitar en el sacerdote su disponibilidad a quedar al hombre de todos, el hombre de la iglesia. Se evitará también esta dificultad en el acto de la alternancia de los cuidados.

El sacerdote como cada cristiano, conserva el derecho de incluirse en un grupo y de sacar provecho de una experiencia particular, derecho sin embargo subordinado al deber de cultivar su identidad, centro de mesa en el interior del presbiterio diocesano, Pastores dabo vobis, 68,; Directorio para el ministerio y la vida de los presbiterios, 29. Para el "Camino néocatéchumenal" sin embargo debe precisarse que el sacerdote, aunque siendo necesitado de conversión y de crecimiento espiritual, no puede ponerse al mismo nivel de un "no-iniciado"; podrá sin embargo seguir las etapas diferentes del itinerario catéchuménal pero no pueden aunque re-recorrer poniéndolo en total entre paréntesis el ministerio de pastor quien le ha sido conferido ya.

Algunos problemas especiales

La Velada pascale

Uno de los puntos de fricción más frecuentes es el calebración de la Velada pascale. Los afiliados al "Camino" desde el comienzo han elaborado una forma particular de calebración más amplio, enriquecida de otros elementos, alargada a lo largo de la noche entera hasta el alba, y declaran que constituye para ellos un momento fundamental, prácticamente insustituible. Esta exigencia entra sin embargo no en conflicto con el otro menos importante de no fraccionar la comunidad cristiana agrupas separados, en eucaristías "paralelas", precisamente en el acto de culmino litúrgico todo el año, en el calebración de este misterio de salvación que nos hace Iglesia introduciéndonos en la comunión con Dios y con los hermanos. La Congregación del Culto divino, en la carta Paschalis sollemnitatis del 16.1.1988 se expresa así: "Se favorecerá la participación de los grupos especiales al calebración de la Velada pascale en la que todos los fieles reunidos podrán juntos experimentar de manera más profunda su sentido de pertenencia a la misma comunidad eclesial.

En consecuencia, en cada Parroquia, después de haber celebrado una sola Velada pascale, los grupos néocatéchuménals, sin excluir eventualmente a los otros fieles disponibles, podrán entretenerse hasta ella el alba, pero sin repetir ninguno de los cuatro momentos esenciales litúrgicos previstos por el Misal romano, la liturgia de la luz, de la Palabra, del agua - con bautismos eventuales - y de la eucaristía, pero sólo añadiendo de otros elementos conmemorativos y didácticos, oraciones, cantos, meditación personal, cambio de experiencias, momentos de fiesta y de hermandad. Pues no dos Veladas sucesivas, pero después de la única Velada litúrgica un verdadero un conmemorativo.

La eucaristía semanal

Otra dificultad frecuente es aquella del calebración eucarístico semanal. Las comunidades creen indispensables, en el contexto de su trabajo formatif, de tener un calebración que les es reservado, más larga que facilito el reparto de la Palabra. En no queriendo privarse de la riqueza de la liturgia dominical, elemento sustentador del año litúrgico, y subrayando la llamada del calebración de la Pascua, las comunidades se han orientado para la solución de celebrar esta eucaristía el sábado al final de la tarde.

Las dificultades de esta solución son evidentes. Según la norma vigente, la eucaristía del sábado tarde se considera ya por todos los efectos eucaristía del domingo, cf. El día del Señor, n. 34. Cae pues bajo la regla general: "Las misas para grupos especiales en principio no se celebran el domingo, pero dentro de lo posible a lo largo de los días laborables; que en cada caso los calebración de los afiliados a los diferentes movimientos eclesiales no tengan como resultado de trabar la comunidad" (ivi). n. .33; cf. Eucharisticum mysterium, nn. 26-27; eucaristía, comunión y comunidad, n. 81. Hace falta luego tener en cuenta la dificultad concreta de encontrar a un celebrante, o por falta de sacerdotes, o por la acumulación de empeños pastorales quien en este día calman sobre los pastores. Otra parte, llamar a un celebrante del exterior llevaría a devolver vano la relación con la parroquia y a agravar ya la tendencia señalada a reducir el sacerdote a un papel puramente funcional.

No sería oportuno por consiguiente, normalmente, de conceder este calebración. El obispo podrá sin embargo otorgarla si, según la prudencia de su juicio, resulta un beneficio espiritual a los grupos néocatéchuménals sin comprometer el muy común de toda la comunidad parroquial.

Con nuestra bendición

Las indicaciones que hemos ofrecido sobre el "Camino néocatéchuménal", en espíritu de diálogo y de común discernimiento no son, de ningún modo, específicamente ordenadas a esta experiencia, pero conciernen en el conjunto la vida ordenada de todas las comunidades de iglesia y las diferentes experiencias pastorales.

Las acompañamos por nuestra oración y de nuestra bendición.

Molfetta, el primero de diciembre 1996, primer domingo del Adviento

 

+ Benigno Luigi Papá, Arzobispo Métropolite de Taranto, Presidente de la Conferencia Episcopal de Pugliese,

+ Giuseppe Casale, Arzobispo Métropolite de Foggia-Bovino, Administrador apostólico de Lucera-Troia,

+ Mariano Magrassi, Arzobispo Métropolite, de Bari-Bitonto,

+ Cosmo Francesco Ruppi, Arzobispo Métropolite de Lecce

+ Settimo Todisco, Arzobispo de Brindisi-Ostuni, + Carmelo Cassati, Arzobispo de

Trani-Barletta-Bisceglie,

+ Vincenzo De Addario, Arzobispo de Manfredonia-Vieste,

+ Francesco Cacucci, Arzobispo de Otranto,

+ Armando Franco, Obispo de Oria,

+ Martino Scarafile, Obispo de Castellaneta,

+ Domenico Padovano, Obispo de Conversano-Monopoli

+ Raffaele Calabro, Obispo de Andria

+ Giovanni Battista Pichierri, Obispo de Cerignola-Ascoli Satriano,

+ Silvio Cesare Bonicelli, Obispo de San Severo,

+ Domenico Caliandro, Obispo de Ugento-S. Casa di Leuca,

+ Donato Negro, Obispo de Molfetta-Ruvo-Giovinazzo-Terlizzi,

+ Agostino Superbo, Obispo de Altamura-abarrancar-Acquaviva,

+ Vittorio Fusco, Obispo de Nardò-Gallipoli,

+ Luciano Bux, Auxiliar de Bari-Bitonto,

+ Riccardo Ruotolo, Auxiliar de Manfredonia-Vieste,,

breves comentarios

La iglesia no llega tiene pronunciarse claramente sobre este movimiento, hay desde luego de los errores teológicos, son a la corriente de la manipulación ejercitada y poseen de los testimonios. Pero el camino adquiere la iglesia, como se lo ve muy claramente sobre la diócesis de Namur en Bélgica, o cuando los JMJ por ejemplo,... Al hecho para calmar una pregunta que se pone ya cierto en uno de los documentos internos tiene pastoral y sectas... La iglesia y los Obispos son a la corriente y no actúan para la mayoría de de ellos... ¿Son como éste el caso es penalmente con la pedofilia responsables de callar cuando saben de las cosas???

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